martes, 26 de mayo de 2009

UN ENCUENTRO CASUAL

Di dos pasos, esta tarde,

y perdí el sentido.

¿Cómo llegaste a verme

desde el coche?

yo no iba contigo,

fuiste la espía en la noche

tras de mí

como una loba herida.

En cada paso sentía tu aliento

y sin mirar atrás te veía

agarrándome las entrañas,

no me dejabas marchar calle abajo

sin tenerme entre tus garras.

Y al segundo paso después del primero,

no recuerdo el momento,

me estrellé contra el suelo,

llegaste detrás del impulso

encima de mí, frente a mí.

No recordaba haber visto tu cara

en ningún espejo,

pero tú me conocías

lo sentí en mi miedo.

Sofocaste mis suspiros

como si siempre hubieras sabido

contener mis lamentos,

en un simple gesto me besaste

quemándome el cuerpo.

Nadie se paseó a nuestro lado

en las diez horas siguientes,

aun tengo clavado en mi cuello

desde entonces tus colmillos.

Marcado ese día como un lirio

cuando bebiste mi sangre

en la noche.

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