
y al fondo el sol ilumina
el agua, las rocas, el camino.
Hay días en que bajas
el tobogán de tu rutina.
No sabría decir por qué
hoy mi vida es optimista,
quizás tampoco había ayer
una razón del pesimista,
quién espera un poco de coherencia,
siempre estoy sin equilibrio,
y degusto cada día
de hiel y de rosas
con la misma sensación
de estar en paz conmigo;
más bien nunca lo consigo,
y sin embargo en lo más profundo
me siento vivo.
No puedo negar que la luz
de la alegría, de mi esperanza,
es un momento de respiro,
llega al buscar las razones
de seguir en el camino,
y en un descuido recuerdo
que no hay en este paso
tantos motivos de desconsuelo.
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