viernes, 19 de junio de 2009

NO TEMÁIS, ES EL CALOR

Tengo ganas de rajarme el cuello
mientras miras sorprendida
como brota la sangre de la garganta.
El jadeo de los pulmones sin oxígeno,
la cara blanca y el dolor intenso.
Se van los ojos, mírame en mi desaliento.
Ya no podrán nunca decirme
que no era capaz de hacerme daño.
Me sangran las venas negras
de tantos odios acumulados,
el pelo verde y el sudor castaño,
no me digas que no soy digno del espectáculo.
Ya no me puedes convencer,
en un gesto amargo se ha terminado
todo el tiempo que había querido
sobrevivir a mi vil estado.
No se escuchan ya mis palabras
navegando entre borbotones,
un lejano eco que repite
no dejaremos pasar esta noche.
En fin, el fin, sin fin, nada queda
de todo lo que pudo haber sido
aquel comienzo hace ya tantos años.


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