martes, 24 de marzo de 2009

VOY A IR YENDO


¡Sueña! alma despierta
tu vista se pierde
en las nubes de la montaña.
La felicidad tranquila
a tu lado, acompañante
de tantas horas amigas;
reflexiva y siempre atenta
a los más bellos detalles.
En las horas de locura,
de ausencia, de espera
la soledad pausada
del amor sin artificios.
Delicado y firme hilo,
esas nubes turbias, negras
aguas mansas son contigo;
horas y horas, hilandera,
en cada segundo un latido,
sigo el paso aquí a tu vera
de la mano y despacito.
Y en la vuelta del camino,
subiendo a la montaña,
las nubes siguen siendo nubes
y la espesura amarga;
pero tú subes conmigo,
de cerca en la distancia.



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