miércoles, 3 de noviembre de 2010

POESÍA DEL DESENCUENTRO

Y pensar que podrías en la amarga

miel de mis pestañas encontrar

aquel sol que algún día navegó

arropado en nuestra almohada…


Que ciegos resultaron tus oídos

ante aquellas voces que mirabas

a fuego escritas en mis manos

y en agua pura derramadas.


Y seguir aquellos pasos por la acera

escuchando tus caricias contra el suelo

mientras un martillo golpeaba

aquel racimo interno desplegado.


Besos en las paredes blancas

en cenizas de miradas esparcidos

con una luz de dolores vagos, peregrinos

de idas y venidas recordadas.

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